miércoles, 7 de marzo de 2018

"Aire presumido"


“Aire presumido”               (Décima Espinela)


Ese soplido del viento
aquel que deshoja  rosas
de amantes les son valiosas
para esposas de convento
conocerá sufrimiento
si mal uso da a las damas,
pues ese vivir de camas
le pasará la factura
al presumir de bravura
entre catres y pijamas.



 ¡Mentira!  

 El faro del viejo puerto
se rompió con tu mentira
la mar escupió con ira
todo del interior muerto
provocando el desconcierto
del campo y cielo celeste,
un dolor que sol le tueste
y negro como carbón
no lo limpia ni jabón
lo que desprende la peste.




"Dudas"

Y no es piedra aquel árbol
ni mares tocaran cielo
ni la nieve deshiela hielo
ni pluma corta el mármol
puede que exista el trébol,
cuatro pétalos y el beso
hecho naufragio, todo eso
queda entre lo cierto e incierto
pues no hay solo ni el desierto
ni lo vivido regreso.



Queridos amigos y amigas, gracias por pasar por "Una estrella una inspiración"

Lola Barea.
 

miércoles, 17 de enero de 2018

Le llamaban "La Loca"

***
Relato
 
La recuerdo, como si fuera hoy mismo, cuando aquella mujer sin nombre, quien  las vecinas les llamaban “La Loca”, pasaba por mi calle hacia el puerto a esperar los barcos pesqueros, con la esperanza de recibir unos pescados.

Los pescadores, quien la conocía, les tenían, ya preparado, unos pescados.
Ella los guardaba en su mochila de cuero despellejado y La Loca se alejaba del puerto, muy  feliz.

También recuerdo una tarde lluviosa, cuando, mirando por la ventana, vi a La Loca andando hacia el puerto y caminando por el centro de la calle, con expresión sonriente y segura. De pronto, un coche dobló muy rápido la esquina, casi atropellándola. El conductor, asustado, le gritó “¡Estás loca, súbete a la acera!”

La Loca, sin ser consciente de lo que ocurrió, siguió por su camino.
El conductor se bajó de un coche verde y con un faro roto, cogió a La Loca por un brazo y la empujó hasta  la acera, sin dejar de gritar.

Ante aquello no me pude contener.  Abrí la ventana y le grité al enfurecido conductor. ¡Suelte a esa mujer ahora mismo, si no quieres que llame a la policía!

¡Usted no se meta! ¡No ves que está loca, va caminando por medio de la calle y casi le mato! Me dijo aquel hombre regordete, de baja estatura y echando espuma por la boca.

¡Y usted no sabe que va en dirección prohibida! ¡Esta calle es peatonal!
Mis gritos y los gritos de aquel desconocido conductor se juntaron con el ruido de la lluvia.

¡Tú, y tú, callaos las bocas! nos gritó La Loca, mirándonos con ojos grandes  y señalando con su dedo amenazante. ¡Dejadme en paz!  Por vuestra culpa voy a llegar tarde al puerto. Estoy harta de escucharos.
Sois, tal para cual, un par de locos…. ¡locos!

 -Los cuerdos y los  locos, dan vueltas en la batidora del mundo, cuando se detengan a pensar… ¿Quién es quién?
 
Código de registro: 1706012493715
 
Queridos amigos y amigas. A todos les doy las gracias, por vuestra paciencia, por estar aquí, a pesar de mi ausencia.  A veces, no estamos donde quisiéramos estar...
Os dejo con cariño besos y abrazos.
 
GRACIAS.
 
Lola Barea

jueves, 7 de septiembre de 2017

“Al viento le preguntó”

 
                      ***
Queriendo día tras día y te quiere
montañas de su vida ilusionada
furia de mares dócil y calmada
versadores de flores lo prefiere.

Con sus puertas abiertas se requiere
al ser por el amor apadrinada
va dejando caer la enamorada
entre seda y algodón del que nunca hiere.

Al viento preguntó por su caricia
aquella que quedaba en suave brisa
un tatuaje del árbol y en primicia.

Lejos queda lo que no se divisa
breve olor de clavel, dulce delicia
y vuela por el aire tu sonrisa.
                      ***

Código de registro: 1604097190645
Lola Barea Barrera.

viernes, 14 de julio de 2017

"Cuando lleguen las chicharras"

***
Retumben esas cuerdas de  guitarras,
que vibren el fandango y bulerías
alegría es fortuna en loterías
y que llegue el verano  de chicharras.
 
Que sepan escucharte cuando  narras,
disfrutar todo aquello que querías,
no seguir las inútiles porfías
ni querer conservar el tiempo en jarras.
 
Dejar pasar el mal viento y ventisca,
breve su caminar hasta llegar,
se adentran y se pierden en la mar.
 
La vida sin amor se vuelve bizca
como todo y la nada es el amar,
y en barco de papel es naufragar.
 
 

 
Código de registro: 1702050549421
 
Autor: Lola Barea.
Gracias a todos.

miércoles, 12 de julio de 2017

“Primera visita con mi forense”

Me ha gustado la propuesta de la escritora Mercedes Pajarón, ella, da el título, el resto es cosa nuestra. Yo dejo mi relato, espero que os guste. El blog de Mercedes es http://loscuentoscuentosson.blogspot.com.es/
 
 
"Primera visita con mi forense" Relato.
 
Eso de morirse no es nada fácil. Ayer me sentía tan cansada que decidí morirme.  Pero, antes de morirme, yo tenía que hacer varias cosas. No se puede dejar este mundo a la ligera, no hay cosa peor que dejar cosas mal hechas, sobre todo para los que se quedan aquí, los vivos. Lo primero que hice fue buscar por internet un buen forense. La primera visita con mi forense fue muy agradable. Me preguntó que podía hacer por mí. Le pedí  que se encargase él de mi cadáver, y cuanto me cobraría por su trabajo. Casi me muero al oír el precio que me dijo. Ya le avisaré cuando llegue el momento, le dije al señor forense.
Tomé el autobús que me llevaba al centro de mi ciudad, me urgía hablar con el notario. También fue muy amable conmigo. Entré en su oficina y le expuse mi caso. Mi piso, lo tengo pagado, no debo nada, todo está al corriente, le dije al señor notario. No me dio un infarto de milagro, cuando me dijo la cantidad de dinero, que tenían que pagar mis herederos, para poder recoger la herencia, que yo, de muy buena fe les dejaba. O sea que, en vez de darles una alegría al dejarles la herencia, lo que les daba un disgusto de muerte. Total, una herencia una ruina. Me despedí del notario, le dije que ya pensaría lo que hacer con la dichosa herencia.
Perdí el autobús de vuelta a mi casa, tuve que caminar cuatro kilómetros. Llegué muerta de cansancio, me tomé un café y un bocadillo, para recuperar fuerzas.
Puse la tele y me quedé dormida en el sofá. A media noche me despertó un ruido, no podía creer,  forzaron la cerradura de mi puerta, me asusté mucho. Un ladrón vestido de negro entrón en mi casa. Se vino hacia mí y me dijo, si no me das el dinero te mato. Con el cuchillo que había preparado mi bocadillo, yo le maté. Llamé a la policía, vino la policía y el forense, por cierto, el mismo forense que yo iba a contratar. La primera pregunta que me hicieron fue: ¿Por qué lo has matado? Yo le contesté: porque mi muerte la decido yo.
Autor: Lola Barea.
 
Feliz verano para todos.