Aquella casa no es
casa,
a veces apena es
mía,
solitarios cuadros, solos,
en la pared fría,
silenciosos.
La casa no mira al
mar,
el mar mira hacia
la casa,
en las ventanas…
llora el
naufragio.
Por la otra
orilla,
donde duermen los
sueños,
la sonrisa
perdida,
y los días en
letargos.
Allá, a lo lejos,
se divisan
palabras
de oscuras sombras
y dañinos vientos.
El tiempo está
atado,
-ya lo he dicho-
la muerte es una
silla
el dolor un
cansancio.
A veces, cuando se
empaña
el cristal del
horizonte,
un nuevo amanecer
brilla para
limpiarlo.
Y, la silla es una
esperanza
donde descansa el
cansancio.
Código de registro: 1604217281352
Mis pensamientos y reflexiones.
Al dejar de pensarte la luz volvió a mi vida.
Lola Barea.