RELATO
*
Mira
Roberto, hijo mío, escúchame con atención lo que voy a decirte. Yo sé que
tú, tienes tus estudios, pero, no por eso, te la des de entendido. Te vas dando
aire de que sabes más que yo, y el resto de todos los que vivimos aquí, en
la casa grande. Te recuerdo, por si te se ha olvidado, que, esta casa es
familiar, y no es solo tuya. Por cierto, no me gustó tu
comportamiento de ayer noche, con tu tío Agustín. Lo mandaste a dormir
a su habitación como si fuese un niño pequeño, y sin embargo, a tu
tía Rita, ¡hasta le pelaste la manzana en la cena! Se te nota a las mil
leguas que es tu preferida. Después, Rita se quedó a ver su
tele-novela favorita, y tú encantado, incluso charlando con ella, y también con tu
hermana Maribel. ¡Sí, tú y tu hermana Maribel os quedasteis hasta las tantas de la madrugada charlando! Ahora se
te ha metido en la cabeza de que eres enfermero, y quieres ponerme la
inyección, eso no te lo voy a permitir. Así que obedéceme como hijo
mío que eres.
(Suena el
teléfono)
-Hola Roberto,
el pedido de los medicamentos llegará a la residencia a las cuatro
de la tarde.
-Bien,
Doctor. Yo termino mi turno a las tres de la tarde. El pedido lo
recogerá la cuidadora que estará de guardia, la señorita Maribel.
Código de registro: 1707102921132
Autor: Lola Barea Barrera
trabajar con personas mayores, supongo que tiene que ser duro, a la par que gratificante cuando se consigue hacerles sonreír. muy bonito relato, lola.
ResponderEliminarabrazos!
Últimamente me asomo poco por mi web y menos aún por vuestros blogs, pero quería dejarte un saludo y desearte unas felices fiestas. Espero que el año que entra solo nos traiga cosas buenas. Besos Lola
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