Aquella casa no es
casa,
a veces apena es
mía,
solitarios cuadros, solos,
en la pared fría,
silenciosos.
La casa no mira al
mar,
el mar mira hacia
la casa,
en las ventanas…
llora el
naufragio.
Por la otra
orilla,
donde duermen los
sueños,
la sonrisa
perdida,
y los días en
letargos.
Allá, a lo lejos,
se divisan
palabras
de oscuras sombras
y dañinos vientos.
El tiempo está
atado,
-ya lo he dicho-
la muerte es una
silla
el dolor un
cansancio.
A veces, cuando se
empaña
el cristal del
horizonte,
un nuevo amanecer
brilla para
limpiarlo.
Y, la silla es una
esperanza
donde descansa el
cansancio.
Código de registro: 1604217281352
Mis pensamientos y reflexiones.
Al dejar de pensarte la luz volvió a mi vida.
Lola Barea.
Muy hermosas y nostálgicas tus palabras, pero que llegan a el alma.
ResponderEliminarBesos
Maravilhosa poesia,Lola!! Adorei e pude imaginar bem a casa...bjs, tudo de bom,chica
ResponderEliminarPero qué bonito lo has dicho, Lola.
ResponderEliminarSiempre hay un nuevo horizonte, a pesar del espejismo que deja la tormenta.
Besos
Ese horizonte abre una puerta a la esperanza, precioso Lola, me ha gustado mucho. Un fuerte abrazo y buen fin de semana. @Pepe_Lasala
ResponderEliminarHola Lola!!
ResponderEliminarHay horizontes que vemos pero a veces no queremos ver, sin embargo, un día sin más, nos damos cuenta de que ahí están y entonces vamos a por él, para atraparlo y eso nos llena de ilusiones, me encanta tu poema, es hermosa.
Besitos
UN TEXTO MUY NOSTÁLGICO!!!
ResponderEliminarABRAZOS
Gracias queridos amigos y amigas.
ResponderEliminarAbrazos.
Lola.