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Paró el latido, un mundo se detiene,ya nada amanece, todo se muere,
dejó de venir la alegría, no quiere,
la ilusión se ha olvidado, a mí no viene.
Inmensa es la frialdad, la que no tiene
compasión, deteriora, hasta requiere
del alma su prisión, y le sugiere
soledad, el amor se lo retiene.
Lo agradable perdí, siempre se esconde
detrás del muro de pena y tristezas,
ya no puedo saltar, no tengo fuerzas.
Que larga es la agonía, puñal y zarzas,
rozaduras hirientes, son malezas,
me engullen y mi vida no responde.
Lola Barea.