(Retales de un recuerdo)
Del muro viejo cuelgan racimos,
dorados, melosos y arrugados,
rayos de sol con ellos jugando.
En esta tarde brillante y moribunda,
báñame con tu dulce caldo de uvas.
Y con una voz profunda, tráeme
tan necesario rastro blanco,
en este silencio nostálgico y agrio.
De cal el rancho, cobrizo el árbol,
dentro la chimenea donde nacieron
historias y versos hechos cantos.
Todo trascurre por estrecha vereda,
amarillenta, casi cubierta de pastos,
el gigante eucalipto fiel en la puerta.
Tierra fecunda de olivares
de adultos y grises troncos,
en medio de hileras de olivos
lucen jaramagos amarillos.
Una silla entre los geranios,
un feliz corazón palpitando.
Ramillete de jazmín en su pelo,
Pajarillos, para mí, cantando.
Lola Barea.