"Romance de la enamorada"

Cuando vienes a verme
amante mío,
se viste de colores
hasta el rocío.

 

bajo el cielo azul
y mi vestido,
enloquecen manos
y mis sentidos.

 

La noche cómplice
de tal locura,
cremallera de estrellas
y almohadas.

 

Madrugadas de rosas
del sueño ido,
traen soles florecidos,
miel con suspiros.

 

Se viste de colores
hasta el rocío,
cuando vienes a verme
amante mío.

 

El amor es la elegancia de la vida.

Lola Barea.
 

"No me atrevo"

No me atrevo a seguir soñando,

ni recordar delicias de esta mañana,

no puedo o no soy capaz de atravesar

alambradas de la distancia.
 

El camino se me ha hecho eterno,

se ha vuelto solitario, silencioso,

ya borracha de incertidumbre,

de miedos y de preguntas.
 

Una agitación mece mi cuerpo

volviendo mi lengua de trapo

al chocarse con mis labios,

habla mi mirada al suelo.
 

Mientras todo eso, estoy atrapada

por el remolino de la duda,

yo me digo: hoy no me atrevo,

quizá  mañana me atreva, quizá.

 

 

Lola Barea Barrera.

“Mi naranjo en flor”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Perlitas de nácar,

gotitas de cristal.

 

Naranjas, no limones,

mañana me darás.
 

Abejas, de tus flores

mieles fabricaran.
 

Perfumando el aire

pétalos de azahar.
 

Naranjito en flor

de alegre jardín.
 

Florecitas blancas

botón de rubí.

Con hojitas verdes

del verde sin fin.

Mermelada haré

allá por abril.
 

zarcillos de nácar

anillitos marfil.
 

Naranjito en flor

de alegre jardín.

 

Estoy aquí, siempre alerta"

Estoy aquí, siempre alerta,
sin descanso,
mordiendo palabras tragando suspiros.

Fuerte aguacero llega,

sin pasar de largo, traicionera ráfaga
aquí se queda.

Esa soledad, que me va masticando,

voy buscando sonido
para combatirla.

Espero con esperanza lo que no llega,

aquello que siempre pensé que era lo justo,
ahora, entre descosidas y desnudas promesas
me voy calzando de mi débil fuerza.

Aquí me tenéis, en la ya necesaria sombra,

intentando hacer
de mi silencio versos de rosas,
a veces aparentando que no duele,
alardeando de una libertad de mentira,
libertad que no existe, cuando todavía…
a escondida la maneja otro dueño.

La vida  que no he vivido se agota,

la vejez llegó, ya es mía, me pertenece,
esos doloridos y torpes pasos
me los va recordando.

Gritar quisiera el otro dolor secreto,

el miedo lo impide dejándolo
incrustado en mi garganta.

Sigo aquí, donde ya no quisiera,

a veces en alerta, otras agotada,
con ansias de cerrar los ojos
y se apaguen  una vez por todas…
como viejas farolas rotas.

Lola Barea Barrera.